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La pareja

En estudios realizados sobres parejas, los resultados muestran que los casados viven más y con mayor calidad de vida si cohabitan sin conflictos. Cuando en la pareja existe una relación de conflicto se tienen las mismas posibilidades de tener tanto una enfermedad mental, como la depresión, trastorno de ansiedad, adicción a la bebida, como padecer físicamente problemas de corazón, enfermedades inmunológicas, dolor crónico. En el mejor de los casos, las situaciones que generan conflictos de pareja o de ruptura, aumentan la probabilidad de riesgo a sufrir graves enfermedades.

Hoy en día, a la hora de la elección de pareja se tiene en cuenta en primer lugar, la búsqueda de unas relaciones amorosas agradables mantenidas de forma estable, y en segundo lugar que resulte un compromiso satisfactorio para ambos. Las personas con valores, deseos y aspiraciones opuestas, al poco tiempo de convivencia ponen de manifiesto su incompatibilidad.

En la elección de la pareja en muchas ocasiones solemos pensar que las diferencias se superaran con el amor y el cariño que nos tenemos. Si nos parásemos a pensar detenidamente, de forma racional, qué nos diferencia o cuánto parecido tenemos con la persona elegida para compartir la vida, se observa gran disconformidad. Pongamos por caso unas situaciones diarias, al compañero le gusta leer por la noche/ el otro prefiere apagar la luz, disfruta de ver una película de terror/ le gustan las románticas, estas situaciones pueden afectar al clima afectivo.

Bajo estos supuestos, la pareja es diferente pero se complementa en otras áreas. Puntualicemos más, en las situaciones en general las mujeres tenemos más necesidades de hablar, a ella le preocupa la forma de hacerlo en el momento oportuno. Los hombres prefieren callar y pensar de forma resolutiva para finalizar con el problema que se le plantea.

En el modelo actual de la pareja existen grandes cambios, la mujer cada vez es más reivindicativa en dar su opinión y en realizar en el hogar las tareas domésticas compartidas.

Por lo anterior, el modelo tradicional en el ejercicio del rol tanto del hombre como de la mujer en la relación de pareja esta en crisis. La revolución de la mujer está influyendo en la estructura social, cultural y familiar. Esto ha hecho que la mujer respecto a la relación de pareja exija cambios en el hombre. En la sociedad actual tanto para el hombre como para la mujer, coexisten en un espacio social competitivo, esto exige más cambios en el hombre que en la mujer, porque la mujer espera de su pareja la participación en todas las demás tareas familiares, económicas, domésticas, sociales y del tiempo lúdico. La sociedad está en un proceso de cambio tan gigantesco que la diferencia generacional reciente de abuelos a nietos es abismal, el cuidado de la prole ha sido hasta ahora tarea de la mujer y parece evidente que los hombres actuales realizan un ejercicio parental admirable. Actualmente es cosa de dos. Esto hace que los hombres participen en la crianza de sus hijos.

Tener un ambiente familiar abierto al diálogo sin acritud es muy importante porque los hombres y las mujeres analizan, actúan y sienten de forma diferente. Las personas, como únicas que somos, pensamos diferente y analizamos los temas de desigual manera.

La pareja se complementa y enriquece mutuamente si aprende a ponerse en el lugar del otro para ayudar a entenderla. Para que haya comunicación debe haber voluntad por ambas partes, sensibilidad y capacidad de observación, objetividad de los hechos y no subjetividad de los sentimientos, una escucha activa y comprensión, respeto mutuo y afectos compartidos. Por último hay que esforzarse para llegar a la negociación y actuar con madurez para perpetuar la relación de pareja.

Dra. Silvia Navarro Ferragud