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El síndrome postvacacional

Mucho se habla durantes estos meses de Septiembre y comienzos de Octubre de este síndrome. Si ya han transcurrido más de diez días desde su incorporación al mundo laboral y usted no nota una mejoría en su actividad cotidiana,  sepa que desde aquí se va a intentar analizar que le puede estar ocurriendo. ¿Qué es el síndrome postvacacional? En realidad es un concepto amplio que describe una incapacidad de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones. El síndrome postvacacional es una entidad a la que se le está dando cada vez una mayor importancia aunque no está aceptada como enfermedad en las principales clasificaciones internacionales.  Trataré de encuadrar el término, sus causas y efectos, así como la manera eficaz de prevenir el síndrome postvacacional.  Existe una falta de acuerdo ante la oportunidad de hablar o no de enfermedad. Por un lado, para algunos autores es simplemente una situación transitoria y en parte normal. Es un proceso de adaptación forzoso cuando se entra de nuevo en contacto con la vida activa. Cuando ese proceso de adaptación fracasa, se generan una serie de molestias pero que no pueden clasificarse como enfermedad. Por otro lado, hay autores que definen  este proceso como una enfermedad. Debe considerarse como tal si se tiene en cuenta que enfermedad es cualquier problema que afecta a la esfera de bienestar. Este bienestar no incluye el aspecto solamente físico sino que también abarca el emocional, social, etc. Las personas que padecen este síndrome sufren cambios que dan lugar a un malestar importante con una repercusión para su calidad de vida.   El síndrome postvacacional  afecta más a las  personas jóvenes, menores de 45 años. Según estudios realizados el 35% de trabajadores españoles de entre 25 y 40 años sufren esta alteración.

En realidad esta inadaptación conlleva una serie de síntomas en forma de desequilibrios físico-psíquicos (reacciones), que suelen remitir al cabo de dos semanas en algunos extremos, lo habitual es que remitan a los pocos días.  Suele ocurrir porque las personas notan una "ruptura brusca" del ritmo vacacional incorporándose al trabajo sin periodo de transición  y además suele ocurrir entre la percepción de los jóvenes que "tienden a idealizar" el período de vacaciones como la culminación de su bienestar personal. Los síntomas más frecuentes del síndrome pueden cursar de diversas formas. Lo habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada, tristeza, tensión, incluso a veces problemas de estómago y taquicardias. Las personas regresan para la incorporación a su vida cotidiana sin un descanso previo, si además a este retorno se le añade el calor del mes de Septiembre, puede haber problemas de insomnio que repercutan en la capacidad de concentración. En ocasiones puede aparecer una sensación de angustia vital o cambios del estado de ánimo. Uno puede sentirse triste pero no por ello estar deprimido, esto último conlleva una situación más complicada, aunque es cierto que se establece habitualmente y de forma progresiva una sintomatología más propia de un cuadro depresivo. Si además afectan otros aspectos del estilo de vida puede iniciarse un verdadero círculo vicioso tanto en el ámbito personal, familiar como en el  ámbito laboral. Si no se rinde en el  trabajo  y a esto se  le añade  toda la labor acumulada a lo largo del periodo vacacional, la consecuencia inmediata afecta a las relaciones con los demás compañeros y están  pueden deteriorarse.  

En general este cambio afecta de una u otra forma a  la gran mayoría, pero  la adaptación al ritmo de trabajo si viene la persona con energía renovada y un par de días de descanso del viaje, en breve tendrá  una situación de normalidad y se adaptara a la realidad presente.

Dra. Silvia Navarro Ferragud