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El trayecto de la vida

La vida es un aprendizaje, un camino en el que ocurren una sucesión de acontecimientos que sirven a cada uno para evolucionar  como persona. Ello implica desplegar la experiencia y favorecer las posiciones personales que van a servir para desafiar  situaciones de crisis venideras y afrontarlas de forma sosegada. Nada cae en saco roto, simplemente son los retos del viaje y así, al mismo tiempo sirven para realizar el propio guión de la existencia.

Por esta razón cuando existen situaciones personales difíciles, si bien acarrean sufrimiento, sirven como aliadas, porque ayudan a tomar conciencia de la vida que se lleva hasta el momento, sirven para analizar en profundidad y cuestionar los cambios en ese instante. Este aprendizaje, por tanto, ayuda por un lado a  desenvolverse, a enfrentarse a las circunstancias vitales, es la escuela más directa para mejorar la capacidad personal, para saber encauzar los sentimientos positivos y negativos del momento, para adaptarse al juego de la vida, a las circunstancias puntuales del momento, y por otro lado aprender a actuar  con valentía, con eficacia, con firmeza, evitando un progreso del sufrimiento,  porque todo esto para bien o para mal ayuda a aprender las diferentes situaciones de la vida con una óptica constructiva, este va a ser el primer paso para madurar y desarrollar el autocontrol emocional.

De igual forma es cierto que cuando coexisten  situaciones que superan las propias capacidades, lo más conveniente es realizar en primer lugar un  distanciamiento del problema, ver la situación con más claridad para poder aceptarla, y así  poder tomar decisiones adecuadas al contexto. En caso de no disponer en ese momento de recursos propios se puede pedir ayuda a familiares, amigos, colegas y si no buscar ayuda profesional, acudir a un psicólogo; en ocasiones cuando a la persona le desborda un problema, es importante escuchar otras opiniones, con una sola pregunta a un amigo te puedes liberar de la sensación de frustración: ¿Qué puedo hacer?  Y un verdadero amigo puede decirte: ¿tú sabes lo que te gustaría hacer?, es evidente que la decisión final y la responsabilidad de la toma de decisiones es solo de quien la ejerce. Lo cierto es que existen personas que nacen con grandes recursos de resistencia junto con habilidades para sobrevivir, para afrontar los problemas,  así se desafían las crisis “normales”, las propias de las etapas vitales por las que los seres humanos tienen que atravesar en el trayecto de la vida.

Como se ha dicho hasta ahora, para poner en práctica lo anterior, primero se precisa tener en cuenta a los demás, mantener relaciones interpersonales satisfactorias, esto ayuda a mejorar la autoestima e incrementa la calidad de vida.  Las relaciones  ayudan a organizarte y los amigos te enseñan a que analices y tengas claro tu objetivo, un buen amigo te pregunta ¿y tú que quieres? Esta pregunta acrecienta tu capacidad para que puedas sobreponerte a las crisis, porque si puedes resolver  los conflictos puntuales vas a salir fortalecido de dicha experiencia, y quedaras mejor preparado para afrontar la siguiente.

Las relaciones personales son realmente esenciales, porque aportan  bienestar al compartir la opinión personal y  sirven de deshago emocional cuando se elimina del interior la carga negativa; por ello el compartir emociones negativas ayuda a descargar el estrés y malestar de cualquier problema.  En efecto, cuando se establecen sanas relaciones entre amigos/as, si uno se siente aceptado, valorado, atendido, ello supone una ayuda porque genera vínculos afectivos y sociales. Cuando un persona relata que padece una emoción negativa,  en ocasiones implica que esta bloqueada: “soy incapaz de conseguirlo” pero se le puede dar la vuelta para darle fuerza “yo creo en ti, se que eres capaz, inténtalo”, intenta crear conductas con los pensamientos agradables porque es una forma de hacer sentir a los demás con más calma.

Las habilidades sociales son un conjunto de hábitos  que se establecen en los tres niveles: un primer nivel a través de las conductas que son observables, un segundo nivel a través de los pensamientos y un tercero a través de las emociones.  Cuando se presentan problemas en alguno de estos niveles, en general, a la persona le impiden disfrutar de las relaciones interpersonales, sin embargo cuando una persona se siente bien con otra pone en marcha sus recursos para salir fortalecida, acepta la realidad  y conecta con ella, así puedes sobreponerte para resolver conflictos y lograr los objetivos que deseas. Para finalizar, date cuenta de que si incrementas tu habilidad social,  aprenderás a manejarte mejor en la relación  ante los demás en cualquier situación, gracias al aprendizaje de estrategias y mediante ejercicios.

Dra. Silvia Navarro Ferragud