La adolescencia es la etapa en la que se experimenta
la búsqueda de la propia imagen o identidad, ya que se presenta
una disconformidad de la misma. El adolescente encamina todos sus
esfuerzos a superar un sentimiento de difusión de la identidad,
entendida como una duda respecto a “quién soy”.
Los primeros cambios que notan los padres son que sus hijos ya no
hablan tanto con ellos, no parecen tan cariñosos como antes, se
pasan el día con sus amigos y cuando están en casa se encierran
en su habitación, se enfadan si se les molesta, n les gusta pasar
el fin de semana con sus padres. Ante esta situación los padres
se sienten confusos. El adolescente todo lo juzga, lo aprueba o
lo rechaza, pero esta capacidad crítica pone de manifiesto que su
inteligencia se está formando adecuadamente.
Las riñas y los conflictos entre padre e hijos pueden verse complicadas
por los numerosos cambios del humor que muestra el adolescente.
Sufre cambios hormonales que influyen en su estado de ánimo. Estos
altibajos de humor, asimismo confunden al propio adolescente que
expresa no comprenderse por qué se siente así.
El adolescente tiene una visión crítica de todo lo que le rodea
y una clave en esta etapa es el deseo de experimentar nuevas sensaciones,
el adolescente se cree protegido de todos los males. Se ha llamado
la “la fábula personal del adolescente”. Esto les produce una falta
de seguridad en sí mismos y un sentimiento de invulnerabilidad.
Otro punto importante es la gran admiración por el modelo ideal,
personas que ellos admiran por su apariencia física, logros personales,
su forma de ser. Los adolescentes ambicionan llegar a ser como ellos
cuando sean adultos.
Los padres no deben controlar pero si tener una vigilancia continúa
para que los hijos no se extralimiten. Lo que considero importante
en estos casos es que los padres promuevan la prevención.
Para conseguir lo que se acaba de decir sobre la prevención, es
importante que los padres estén informados para dar respuesta a
las curiosidades de sus hijos:
- Dosificar la información y adaptarla a su edad.
- Potenciar las actitudes, los valores y los estilos de vida saludables.
- Dar al hijo un ejemplo visible de autocontrol.
- Participar y potenciar la red social de su hijo.
- Adaptarse a las necesidades y características del mismo.
- Interesarse por su desarrollo integral para conocerlo y orientarlo,
sin limitarse a prohibir o permitir comportamientos, negociar, llegando
acuerdos y favoreciendo su autoestima.
- Interesarse por cómo ocupan su tiempo libre y mostrar interés
por conocer a los amigos.
- Seguir unas normas éticas, con capacidad de razonar sin imponerlas
con rigidez o manipulación.
- Favorecer un clima familiar de apoyo, comunicación y afecto.
Si después de intentarlo durante un tiempo estos
consejos no dan resultado y se complican las relaciones con el adolescente,
hay que acudir a la consulta psicológica donde se dará una orientación
terapéutica familiar. Al mismo tiempo, resulta muy eficaz mejorar
la habilidad social del adolescente y optimizar su autoestima en
las terapias individuales y grupales que ofrecen los psicólogos
clínicos.
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