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Como generar círculos de amistad

Las habilidades sociales se aprenden, es cierto que hay personas que tienen una mayor predisposición natural para ello. La situación de encontrarse en grupo con una serie de afinidades, es el lugar de ensayo para adquirir mayor facilidad de palabra y comunicación. Esta comunicación es fundamental para relacionarse con las personas del entorno más cercano y es vital para conseguir un acercamiento mayor, poco a poco se irá acrecentando la amistad. La amistad  en las relaciones humanas debe tener un componente esencial que es la comunicación sincera. 

En ocasiones, el mero hecho de cenar con personas del mismo entorno profesional y a veces simplemente por hallarse en la misma mesa de invitados, facilita la participación, bien mediante una conversación o escuchando por proximidad, para lograr ese primer acercamiento. Más tarde, el sentirse tratado de una forma especial de forma gradual en la velada, y así, elegir de manera reflexiva la atención que se ofrece a la otra persona, hará que a corto plazo se vaya  generando un vínculo, si además la conversación se prolonga en el terreno personal, es el comienzo de una amistad personal. Esto suele ocurrir en situaciones distendidas que se brindan en un entorno especial, generando una situación de franqueza, atención, amabilidad, apoyo y confianza mutua. 

El saber decir las cosas y ponerlas en práctica, ser asertivo y expresar adecuadamente los sentimientos y las necesidades, cuidando con el tono de voz suave y un volumen bajo harán que se fomente una mayor comunicación. Si al mismo tiempo que se esta atento en escuchar y elaborar una respuesta mientras la otra persona expone su postura, se añade una sonrisa acompañada por un gesto que implique una interpretación como “me siento cómoda/o teniendo esta conversación con usted”, poco a poco se afianzara la relación, hará que se sienta más acogida y escuchada. Cuando dos personas se ven y se alegran de hacerlo se sonríen con la impresión de sentirse seguras en ese ámbito. Una sonrisa no cuesta nada  pero crea mucho, porque enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la ofrecen. Esto ocurre en un abrir y cerrar de ojos, pero su recuerdo en ocasiones dura para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, ni tan pobre que no pueda enriquecerse por sus beneficios. Crea la felicidad en la familia, favorece la conversación entre amigos y es la contraseña de la amistad.  

Para rodearse de amigos hay que recordar su nombre, este el sonido más amable que se le pueda ofrecer. Al nombrarle la persona le mira con mayor atención y fija la mirada en su interlocutor, porque le hace sentir único entre todos los demás. La información que se da, si se le formula una pregunta, esta toma una importancia especial cuando  se le añade el nombre del interlocutor. Al mismo tiempo hay que estar dispuesto a ser un buen oyente, esto se consigue cuando se le pide que hablen de sí mismo, preguntando por sus hobbis, al mismo tiempo que se puede hablar de los intereses para las dos partes, así se comparten valores comunes y actividades gratificantes para los interlocutores, convirtiendo una conversación amena y enriquecedora para ambos. Si se consigue que la otra persona se sienta importante, se ira sincerando y así conseguirá  la aprobación de aquel con quien entra en contacto, valore los méritos junto con una sincera apreciación, así hará que la velada de esa persona sea agradable y se acuerde de usted en cualquier situación en que se encuentren los dos. Recuerde converse con los comensales que se encuentren cerca de usted, así participaran y le escucharan durante  horas. 

A cualquier edad, se puede aprender a comunicar de forma eficaz tanto a nivel verbal como gestual, todo es cuestión de desear mejorar su relación con los demás. Todo es aprendizaje y este es solo el comienzo de cómo rodearse de gente que espera conocerle.

Dra. Silvia Navarro Ferragud