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El laberinto de la depresión

En España, con unas cifras muy similares al resto de países occidentales, un 25% de la población sufre trastornos depresivos y de este porcentaje, un 5% padece desequilibrios serios. En referencia de lo que establecen las estadísticas, las mujeres parecen ser -en una proporción de tres a dos- más propensas a padecer depresión. Afecta más a mujeres que a hombres por cuestiones hormonales (depresión posparto, menopausia), psicológicas y sociales.

Según la gravedad del estado depresivo en el que se encuentra la persona puede clasificarse en una depresión leve, moderada o severa. De no ser tratada en sus etapas iniciales poco a poco la persona se siente más afectada por los síntomas de la enfermedad y es incapaz de incorporarse a la actividad diaria, necesita mayor esfuerzo que de costumbre y en algunas ocasiones puede ser tan devastadora que el final puede llegar a ser trágico. El riesgo de suicidio aumenta en situaciones de separación, divorcio o ruptura sentimental, pérdida de un trabajo, fallecimiento de un amigo íntimo, un proceso legal inminente, abuso sexual o físico, época de exámenes.

La depresión es un estado mórbido que se caracteriza esencialmente por la tristeza , la disminución del tono vital y la energía. La persona deprimida se ve incapaz de afrontar la menor dificultad y de tomar alguna iniciativa. Por ello, el deprimido se minusvalora a sí mismo, sobrevalora sus fracasos e infravalora sus éxitos, dando así sentido a su estado afectivo. En consecuencia el individuo sufre por su impotencia y percibe que sus facultades intelectuales, principalmente la atención y la memoria, se han degradado. De todo ello resulta un sentimiento de inferioridad que aumenta todavía más su melancolía.

Esto hace que algunas personas se quiten la vida como única vía de solución a sus problemas. La persona depresiva ve la muerte como una liberación para dejar de sufrir. Los pensamientos de una persona que se derrumba pueden ser: "No es justo lo que me esta pasando, mi mujer no me ayuda, me crítica y me hunde más, mis amigos han dejado de llamarme y me dan la espalda. Mis hijos se han vuelto egoístas, no le importo a nadie".

El suicidio es percibido como única solución, una escapatoria a la situación pero no resuelve nada solo evita el afrontar el problema. Lo importante en estos casos es hablar con alguien, un amigo, un familiar, un compañero, buscar ayuda de forma inmediata. Las personas que están en un LABERINTO AL BORDE DEL SUICIDIO desean ser escuchados, encontrar a alguien que no juzgue, ni aconseje, ni de opiniones, solo que le escuche. Desean liberarse de una carga emocional, buscan un refugio para poder expresar sus temores y preocupaciones. Quieren hacerse entender desde su punto de vista. Ansían a alguien que se ponga a su disposición, tranquilizándole, hablándole con calma y diciéndole "te entiendo".

Las personas que se encuentran al borde del suicidio no quieren quedarse solos, el que tengan a alguien a su lado con quien confiar disminuye el riesgo. No desean ser presionados ni quieren tener la necesidad de defenderse, en estos casos los sermones no ayudan ni se debe decir "no te preocupes", "todo saldrá bien". Existen señales de alto riesgo como son los comentarios verbales "no puedo seguir adelante", "estoy pensando en acabar con todo".

El eje nuclear afectivo de la depresión es la tristeza vital y profunda que envuelve al sujeto hasta afectar todas las esferas de su relación intrapersonal e interpersonal.

Aunque el estado afectivo nuclear es la tristeza, pueden emerger otros estados emocionales tales como la ansiedad, la irritabilidad o la hostilidad.

La depresión se puede tratar con la terapia cognitiva, que es un procedimiento activo, directivo, estructurado y de tiempo limitado que se utiliza para tratar distintas alteraciones. Con las técnicas terapéuticas se pretende identificar y modificar las conceptualizaciones y las falsas creencias . La persona aprende a resolver problemas y situaciones que anteriormente había considerado insuperables mediante la reestructuración y modificación de sus pensamientos.

El método consiste en experiencias de aprendizaje específicas dirigidas a enseñar al paciente las siguientes operaciones:

1. Controlar los pensamientos automáticos negativos.

2. Identificar las relaciones entre pensamientos, afecto y conducta.

3. Examinar la evidencia a favor y en contra de sus pensamientos distorsionados.

4. Sustituir estos pensamientos desviados por interpretaciones más realistas.

5. Aprender a identificar y modificar las falsas creencias que le predisponen a distorsionar sus experiencias.

Dra. Silvia Navarro Ferragud